Cuando hayamos conseguido controlar nuestro cuerpo, pasaremos a hacerlo con la mente, con esos pensamientos intrusivos que nos ha desencadenado el miedo.
Se trata de analizar con frialdad qué es lo que estamos percibiendo, analizar cada una de las partes de aquello que nos produce temor y, aislándolas, dándoles un valor distinto, menos atemorizador, llegar a comprender que lo que percibimos es sólo una proyección de nuestros peores temores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario